La poesía del día Navidad, En el dulce abrazo del frío del invierno.
En el dulce abrazo del frío del invierno,
Cuando los copos de nieve bailan y los corazones se llenan,
Se desarrolla un cuento, una historia por contar,
De La Navidad, una estación bañada en oro.
La suave luz de las velas, un brillo resplandeciente,
el calor abraza, el amor comienza a fluir,
las familias se reúnen, la risa llena el aire,
mientras la alegría y el júbilo tejen un raro tapiz.
En hogares acogedores adornados con esmero,
los fuegos parpadeantes proyectan su suave resplandor,
los adornos brillan en el árbol de Navidad,
un reflejo del amor, para que todos lo vean.
Las campanas suenan, sus melodías se elevan,
los villancicos se cantan de puerta en puerta,
los ojos de los niños brillan con anticipación,
esperando regalos, con el júbilo del corazón.
Pero más allá de los regalos, la comida y la alegría,
La Navidad tiene un significado querido,
una celebración de fe y esperanza,
que nos recuerda el alcance perdurable del amor.
Porque en esta temporada, los corazones se unen
para compartir un vínculo, tanto de día como de noche,
para dar una mano, para aliviar la angustia,
para difundir compasión, nada menos.
En la medianoche, cae un silencio,
mientras las estrellas de arriba cantan en llamadas susurradas,
llenando nuestras almas con una paz profunda,
una belleza tranquila que no conoce límites.
Entonces, deleitémonos en el abrazo de La Navidad,
Dejemos que el amor ilumine cada espacio,
Porque en esta poesía encontraremos
La esencia de este tipo maravilloso.
Que La Navidad se encienda por siempre,
La llama de la bondad, brillando intensamente,
Una oda del poeta a este tiempo sagrado,
Una celebración del amor sublime.